Fisioterapia como tratamiento en la dispareunia
- Edurne Escalada
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- 09/08/2024
El dolor en las relaciones sexuales se llama dispareunia y se define como aquel dolor vaginal, pélvico o abdominal que se produce durante la penetración o después de ella. La dispareunia puede ser superficial, afectando a la zona del introito y vestíbulo vaginal; o profunda a lo largo del canal vaginal y en los fondos de saco uterinos pudiéndose irradiar al pubis o a la zona lumbar,
Son muchas las mujeres que padecen dispareunia en algún momento de su vida y por desgracia pocas las que conocen que la Fisioterapia Pelviperineal les puede ayudar. por tanto hoy vengo a hablarte de los tratamientos disponibles desde la Fisioterapia del suelo pélvico.
Todo lo que se refiere a la zona pélvica y perineal en cuanto a dolor tiene un gran peso psicológico. Nuestro suelo pélvico, zona de gozos y deseos, y a veces de cicatrices físicas y emocionales, cambia como nosotras a lo largo de la vida. Las técnicas que utilizamos no solo van encaminadas a tratar tejidos, sino a aportar educación sexual. La mujer debe conocer su anatomía, y muchas veces redescubrirse a sí misma para poder sanar el dolor.
Causas de dolor sexual
El dolor sexual puede producirse como decíamos a diferentes niveles:
Si se localiza en la zona más externa hablamos de una dispareunia superficial. La dispareunia superficial puede deberse a alteraciones de la mucosa: sequedad, tirantez, déficit estrogénico, infecciones o alteraciones dermatológicas de la vulva. También puede ser secundario a cicatrices perineales, neuralgias pudendas o a veces a una excitación insuficiente. En algunos casos la mujer no presenta ningún hallazgo clínico que se asocie a su sintomatología entonces hablamos de sdr doloroso vulvar o vulvodinia. En este último caso hay que atender a factores que puedan producir esa hipersensibilización como son los cambios hormonales, metabólicos e inmunitarios.
Si se localiza a lo largo del canal vaginal o en el fondo, hablaríamos de una dispareunia profunda. La dispareunia profunda puede llevar asociado o no un síndrome de dolor miofascial del suelo pélvico (activación de puntos gatillo con dolor irradiado), una endometriosis, adherencias pélvicas ya sea por esta última causa o tras cirugías pélvicas o un parto.
Puede ser también debida a alteraciones de tipo visceral como un colon irritable, atrapamientos nerviosos o congestión vascular.
En otros casos la mujer presenta un espasmo muscular muy fuerte que impide totalmente el coito, es lo que denominamos vaginismo. En este caso hay un aumento de la actividad muscular que se protege en respuesta a esa penetración vaginal, con dolor y se hace de forma completamente inconsciente.
Estas mujeres no saben relajar su periné durante la penetración, y esto es independiente de su excitación o el deseo sexual que sientan. Las causas exactas son difíciles de definir pero lo que está claro es que hay una hiperactivación del sistema nervioso central, no autorizando este acto e impidiendo la relajación vaginal. Los motivos pueden ser desde miedos, falsas creencias, falta de autoconocimiento de sus genitales, estrés o algún trauma.
Situaciones en las que puede aparecer dolor sexual
El dolor con las relaciones sexuales puede tener un origen primario, es decir, ser un dolor que ha estado presente desde siempre, en el momento en que la mujer comienza a tener relaciones sexuales. Muchas mujeres normalizan este dolor durante todos los encuentros sexuales, y como lo han tenido siempre creen que es algo «normal».
En otros casos las mujeres adquieren este dolor de forma secundaria a alguna situación que halla producido cambios a nivel estructural, como puede ser el embarazo o el parto, una cirugía de la pelvis o el desarrollo de alguna enfermedad dermatológica como el liquen escleroso.
La llegada de la menopausia ya sea de forma natural o forzada por causas médicas como puede ser un proceso oncológico, también puede ser causa de dolor sexual debido al síndrome genital urinario con la pérdida de elasticidad y trofismo de la zona genital.
Hay otros motivos desgraciadamente como situaciones de abusos tanto desde la infancia como en la edad adulta que marcan a la mujer, en cuyo caso siempre será necesaria la terapia sexológica con una profesional experto en Psicología.
Tratamiento del dolor sexual con Fisioterapia
El tratamiento de fisioterapia se implementará en función de los hallazgos tras la anamnesis y la exploración pelviperineal de la paciente. En algunos casos dependiendo de los motivos para ese dolor sexual será necesario un apoyo psicológico o derivar a sexología para abordar los miedos, traumas… que pudiesen existir.
Desde la Fisioterapia en Sexología se puede mejorar la respuesta defensiva, el dolor y normalizar los tejidos mediante:
- Enseñanza de ejercicios para mejorar el autoconocimiento de la zona genital y suelo pélvico.
- Tratamiento de las mucosas y la lubricación en caso de déficit estrogénicos mediante choques térmicos como la diatermia abdominal y del suelo pélvico.
- Descongestión de la zona pélvica mediante ejercicios respiratorios, aspiraciones diafragmáticas y terapia visceral.
- Mejora de la gestión de la presión, relajación diafragmática y mejorar el control postural.
- Mejora del movimiento de todas las estructuras articulares pélvicas y a distancia, así como de músculos y fascias.
- Ejercicios de toma de conciencia del suelo pélvico.
- Desensibilización del dolor mediante neuromodulación.
- Tratamiento de cicatrices y adherencias pélvicas.
- Dilatación gradual de la vagina mediante masaje perineal y el uso de dilatadores.
- Descentralización del dolor: explicación del dolor, cómo funciona e influencias.
"La Fisioterapia ayuda con la parte estructural aliviando tensiones, mejorando la tolerancia de la vagina a su estiramiento y educando en sexualidad y sobre la anatomía femenina"
Edurne Escalada
Si sufres dolor desde hace tiempo y lo has normalizado debes de saber que el dolor con las relaciones sexuales no es normal. El dolor sexual es habitual entre las mujeres en algún momento de su vida por tanto lo que hay que hacer es abordarlo, no normalizarlo. Tienes derecho a disfrutar con plenitud de tus relaciones.